Se dice que el arquitecto, siguiendo los dictados del rey, diseñó un edificio colosal en su famosa “traza universal” siguiendo las descripciones que el historiador judeo-romano Flavio Josefo hizo del Templo de Salomón en siglo I d.C. Otros dicen que lo que se trató de representar es una gigantesca parrilla invertida como en la que San Lorenzo padeció su tormento. Lo que sí que está muy claro es que esta concepción arquitectónica severa suponía un hito pues se desmarcaba por completo del estilo dominante en la Europa de la época, el sobrecargado estilo plateresco y creaba una obra magna de estilo clásico renacentista desornamentado que tras su construcción se consideraría como la octava maravilla del mundo. Así que un tour al Escorial, a menos de una hora de Madrid, nos acerca a esta octava maravilla
Aunque nos andemos un poco por las ramas, creemos conveniente recordaros que las siete maravillas del mundo antiguo fueron las Pirámides de Giza en Egipto (la única que ha llegado hasta nosotros), los Jardines Colgantes de Babilonia (Irak), la Estatua de Zeus en Olimpia (Grecia), el Templo de Artemisa en Éfeso (Grecia), el Mausoleo de Halicarnaso en Bodrum (Turquía), El Coloso de Rodas (Grecia) y el Faro de Alejandría (Egipto).