Camilo Hurtado de Amézaga aprendió el el Medoc francés los métodos de vinificación. Mandó construir una bodega en Elciego, en Rioja Alavesa y mandó plantar hasta 50 hectareas de viñedo. La Filoxera llegó a Burdeos y la demanda de vino de esta zona francesa llegó a Rioja. Se contrató a un enólogo francés, Jean Pineau, que recomendó el sistema de maceración en grandes toneles de madera y su envejecimiento en toneles más pequeños de 225 litros. Se trataba del método bordelés y de su introducción en la realidad vinícola riojana.
El método no fue sin embargo seguido por muchos viticultores, pues lo consideraban caro y laborioso. Los vinos de Marqués de Riscal obtuvieron, sin embargo, un gran éxito en Concursos internacionales. Este éxito animó a otros y la carencia de vino en Burdeos hizo que llegaran inversiones de Franceses a Rioja. La región se transformó y sus vinos consolidaron una reputación que ha ido creciendo hasta nuestros días. Es esta historia de rioja y sus vinos la que aporta un interés especial para hacer enoturismo en Rioja. Pueblos medievales que respiran el vino, gentes que han pasado generaciones elaborando. Cambios, éxitos y desafíos y trabajo duro… Esa es la historia del vino en muchas otras regiones también.