Paella valenciana es el plato estrella que ha dado origen al resto de tipologías de paellas. Se cocina con arroz, o bien se emplea carne de pollo o bien de conejo (y a veces se adiciona también carne de cerdo, fundamentalmente magro, chorizo y/o costillas), garrofones (legumbre local), judías verdes, tomate, pimentón (dulce), aceite de oliva, sal y azafrán.
La variabilidad de ingredientes que posee una paella valenciana le permite maridar con un amplio espectro de vinos. Como a la hora de cocinar cada maestrillo tiene su librillo podemos decir que si la paella es contundente respecto al sabor podremos maridarla con un vino tinto joven y afrutado que esté fresco (ojo, no de la nevera, eso es demasiado frío). Nosotros estamos pensando en un maceración carbónica de las variedades tempranillo o mencía, por ejemplo. También los amantes de los blancos pueden localizar un blanco que resulte poderoso en boca y que haya sido fermentado en barrica, un chardonnay o en su defecto un godello o un verdejo. No podemos olvidar los blancos clásicos de estilo bordelés (de los que quedan pocos. Un ejemplo, los blancos elaborados por López Heredia en Haro). Si la paella tiene un sabor menos arrebatador, más sutil, sin duda podemos decantarnos por un buen rosado que aporte un frescor y acidez equilibrados; en Navarra son los especialistas pero atención a los rosados de Castilla-La Mancha y a los de la Comunidad Valenciana. Otra opción ideal para este caso sería un Cava o un espumoso.