Podemos pensar en pocos vinos en los que el paisaje defina tan bien el carácter o la personalidad del vino como en el caso del vino txacoli. Si bien hay vino txacoli rosado y tinto, nos centraremos a los efectos de este artículo en los vinos blancos de txacoli.
Antes de empezar a hablar del txacoli merece la pena detenerse un momento en los hábitos de consumo del País Vasco, lugar de origen del vino txacoli. En el País Vasco ( y en el Norte de España en general) se bebe mucho más vino que en el resto del país. El chateo es el nombre que la gente local usa para definir el “ir de chatos”. La expresión necesita una breve explicación: los vasos chatos que se usan para servir el vino dan nombre a una forma de consumir; de ir de tapas (o pintxos) y vinos. Una parte fundamental de los recuerdos de un viaje por el País Vasco incluye el txacoli en una barra repleta de suculentos pintxos.
Los vinos de Rioja fueron y siguen siendo los más presentes en las barras de los bares de pintxos del País vasco. El txacoli es para muchos el vino blanco para “chatear” (nada que ver con hablar en un chat!
Son muchas las personas que, al hablar de txacoli, piensan en un vino que es casi como una sidra (natural). El txacoli se define por ser un vino blanco, de una acidez muy peculiar, de poco grado alcohólico, fresco y, en ocasiones, aromático.