La idea de un paseo por el viñedo y de poder encontrarse con un grupo de amigos en un entorno un poco distante de la ciudad es también un valor añadido. La mayoría de la gente estará contenta de hacer unos kilómetros y llegar al punto de destino. Es evidente que, como se va a conducir, no se podrá hacer ningún exceso con la bebida. La solución puede ser sencilla, no sólo controlando lo que se bebe, sino además también realizando alguna actividad posterior a la comida. Muchas bodegas tienen espacios que permiten dar largos paseos en los que charlar animadamente tras comer, otras están muy cerca de lugares de interés cultural. En algunas de ellas, podréis simplemente alargar la sobremesa de modo que los cafés y la conversación sirvan para “hacer la tarde”. Son muchas las opciones para celebrar un cumpleaños en una bodega de una forma original y que asegure que todo el mundo lo pase bien. Durante la visita se puede organizar algún juego de cata para que todo el mundo se pueda reír un rato.