No podemos definir la playa de las Catedrales como una playa típica en la que uno trata de hacerse con un huequito en los que plantar su toalla y su sombrilla. Que conste que si quieres eso también podrás hacerlo… La Playa de las Catedrales es un monumento, un canto a la singularidad de una costa en la que la acantilado y la erosión marítima vienen enfrentándose desde hace millones de años.  Por supuesto la roca perderá la guerra pero mientras tanto nosotros podemos disfrutar de la belleza de esta batalla geológica. Arcos bajo los que transitar, cuevas en las que sentirse un contrabandista, roquedos desde los que otear el horizonte… y por supuesto, pasear y hacer fotos, muchas fotos, porque tú también habrás sido testigo de un espectacular momento geológico que ya no volverá…

Esta bellísima playa posee la categoría de Reserva Natural, la cual engloba la propia la playa con forma de “L”, la zona de dunas y la de marismas. Como el acceso es peatonal desde los aparcamientos que se ubican en lo alto de un par de las lomas que circundan la reserva; ya desde bastante antes de llegar a la arena estaremos disfrutando con las vistas con que este paraje se nos presenta. Su perfecta conservación, su orientación abierta al Cantábrico y su disposición agreste entre farallones la han convertido en la playa perfecta para surferos y naturistas.